
Moscú, Rusia | En un giro inesperado en el conflicto ucraniano, el Kremlin ha expresado por primera vez su disposición a considerar una reunión entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski. Esta apertura llega en un momento de intensa presión diplomática por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha establecido un ultimátum para que Rusia demuestre su compromiso con una tregua antes del 8 de agosto, so pena de nuevas sanciones económicas.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que cualquier encuentro entre los líderes requeriría un «trabajo preparatorio» a nivel de expertos, subrayando que Putin no descarta la posibilidad de un diálogo directo. «El presidente no excluye esta reunión, pero debe haber una base sólida para que sea productiva», afirmó Peskov en una comparecencia pública. Sin embargo, esta postura ha sido recibida con escepticismo por Ucrania, donde el jefe de gabinete de Zelenski, Andrii Yermak, la calificó como «un intento de ganar tiempo» sin compromisos concretos.
El cambio en la retórica rusa coincide con las crecientes tensiones derivadas de la estrategia de Trump, quien, tras mostrarse conciliador con Putin en el pasado, ha adoptado una postura más dura. En julio, Trump autorizó por primera vez la transferencia de armamento estadounidense a Ucrania, siempre que sea adquirido previamente por aliados europeos. Además, ha amenazado con imponer sanciones económicas no solo a Rusia, sino también a países como India, el segundo mayor importador de petróleo ruso, si Moscú no avanza hacia la paz.
Por su parte, Zelenski ha insistido en la necesidad de un alto el fuego inmediato y en la inclusión de Estados Unidos y la Unión Europea en cualquier negociación. «Ucrania está lista para sentarse a la mesa, pero Rusia debe demostrar una voluntad real de negociar», declaró el presidente ucraniano. Turquía, que ha mediado en encuentros previos, también ha percibido señales de apertura por parte de Rusia, según el ministro de Exteriores, Hakan Fidan.
No obstante, las condiciones impuestas por el Kremlin siguen siendo un obstáculo. Moscú exige el cese de la entrega de armas occidentales a Ucrania, la renuncia de Kiev a integrarse en la OTAN y la retirada de las fuerzas ucranianas de cuatro provincias que Rusia reclama como propias. Estas demandas han sido calificadas como «draconianas» por Ucrania y sus aliados, lo que complica las perspectivas de un acuerdo.
El contexto actual se ve agravado por maniobras militares y mensajes beligerantes. Trump confirmó el despliegue de dos submarinos nucleares estadounidenses cerca de aguas rusas, una respuesta directa a las amenazas del expresidente ruso Dmitri Medvédev en la red social X. Mientras tanto, Rusia ha intensificado su ofensiva en el frente ucraniano, avanzando a un ritmo no visto en lo que va de año.
A medida que se acerca el plazo del ultimátum de Trump, la comunidad internacional observa con cautela si esta apertura del Kremlin es un paso genuino hacia la paz o una maniobra táctica para aliviar la presión diplomática. Por ahora, la posibilidad de una cumbre Putin-Zelenski sigue siendo un rayo de esperanza en un conflicto que ha devastado Ucrania y tensionado las relaciones globales.