Ciudad de Panamá, Panamá – Panamá cumple este viernes 120 años de su separación de Colombia en medio de una grave crisis por las intensas protestas contra una concesión a una minera canadiense, un contrato que algunos califican de “vende patria” y que ha revivido un tema sensitivo para los panameños: La soberanía nacional.
Esta efeméride da inicio a un peculiar “mes de la patria”, un conjunto de días que conmemoran los hechos históricos que llevaron al país en diferentes años a separarse primero de España y luego de Colombia.
Este año, sin embargo, los tradicionales actos festivos fueron suspendidos por las intensas manifestaciones, que hoy cumplen 12 días de manera ininterrumpida.
La “lucha” de los panameños por su soberanía frente a empresas extranjeras es de larga data, en concreto, desde sus inicios como república tras separarse de Colombia un 3 de noviembre de 1903 con el apoyo de Estados Unidos, interesado en construir y administrar el Canal de Panamá, la mayor obra de ingeniería moderna, según historiadores.
Tras ello, los Estados Unidos se instalaron en Panamá durante casi un siglo (1903-1999) en la denominada “Zona del Canal”, un enclave de 1.432 kilómetros cuadrados de superficie y 8 kilómetros de ancho a lo largo de la vía interoceánica.
La presencia de los estadounidenses en el área canalera no fue la única en la historia del istmo panameño que creó enclaves dentro del territorio, también la bananera Chiriquí Land Company, filial de la estadounidense United Fruit Company, en la frontera con Costa Rica.
“Es esa soberanía que se logró a sangre y fuego, porque así fue como se consiguió, (algo) que ahora la gente no va a permitir que repitamos con un contrato neocolonial”, dijo a EFE el historiador Celestino Araúz en referencia al contrato ley con Minera Panamá, filial de la canadiense First Quantum Minerals.
La ‘Zona del Canal’ y la bananera, el espejo de la situación actual
A la ‘Zona del Canal’, con su propia jurisdicción, educación, sanidad y ocio, solo ingresaban trabajadores y estadounidenses. Las limitaciones territoriales obligaban a los panameños a sobrepasar el Canal por el histórico Puente de las Américas en Ciudad de Panamá para viajar hasta el interior del país, hoy convertido en uno de los puntos claves de las manifestaciones antiminería.
En la década de 1950 comenzaron las primeras manifestaciones pacíficas, lideradas por jóvenes con la consigna de “soberanía”, ante el descontento de los panameños por la presencia estadounidense. Esto desencadenó más tarde uno de los momentos históricos más relevantes en defensa del territorio: La gesta del 9 de enero de 1964.
Un grupo de estudiantes del entonces prestigioso Instituto Nacional marchó hasta la frontera con la Zona del Canal para izar su bandera trepándose en una asta, lo que culminó con una fuerte respuesta de la policía del área dejando 22 muertos, considerados a día de hoy como “los mártires”.
Esa izada, que contribuyó a los Tratados Torrijos-Carter (1977) que pusieron fecha a la devolución a Panamá de la soberanía del Canal en el año 2000, marcó la memoria de los panameños, que en las actuales manifestaciones han escalado farolas para ondear la bandera nacional en medio de la multitud, recordando ese hecho histórico.
Una situación similar sucedía con la bananera Chiriquí Land Company, que instaló otra especie de enclave en el área de Barú, ubicada en Chiriquí, frontera con Costa Rica, desde 1927.
Según un artículo de 2015 de la revista de la Universidad Autónoma de Chiriquí, por la investigadora Nelfany Araúz, fueron las “condiciones infrahumanas” a las que eran sometidos los trabajadores de la bananera las que “generaron una oleada de protestas espontáneas” en noviembre de 1960.
La huelga, liderada por un movimiento de jornaleros de la gran multinacional, estalla un 13 de noviembre de 1960. Durante 23 días los trabajadores afrontaron “represión” por parte de los miembros de la policía nacional, que “con armas en mano golpearon, amenazaron y desalojaron a los huelguistas”, según ese artículo.
El contrato minero “vende patria”
Las masivas protestas contra el contrato que renueva la concesión a Minera Panamá, filial de la canadiense First Quantum Minerals (FQM), son lideradas por ambientalistas, sindicatos y principalmente jóvenes, que consideran ese acuerdo minero como “vende patria”, una consigna que ha cobrado fuerza en las manifestaciones.
“En pocas palabras, el contrato nos está vendiendo por migajas que no resuelven las necesidades del país (…) hablamos de riqueza pero existe una gran pobreza, por tanto los recursos no están siendo bien repartidos”, señaló a EFE estos días el líder indígena Ariel Mendizábal.
En esas masivas manifestaciones, que han concentrado a miles de personas, una cantidad que no se veía desde la dictadura militar (1968-1989), las pancartas lucen mensajes haciendo referencia al “amor” y la “defensa” de la patria.
Según Araúz, “la masa de juventud ha participado masivamente y de una manera cívica porque está demostrando que tiene conciencia clara de lo que quiere y de lo que no va a permitir”.
Cortesía de EFE