
Washington, Estados Unidos | En los últimos días, se ha registrado una fuerte escalada en la tensión diplomática y militar entre Estados Unidos y Venezuela, con movimientos que han pasado de advertencias a demostraciones contundentes de poder.
Despliegue militar estadounidense
La administración del presidente Donald Trump ha ordenado el despliegue de tres destructores equipados con misiles Aegis —el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson— en aguas del Caribe, frente a las costas venezolanas. Junto con buques de guerra, aviones de reconocimiento como el P-8 Poseidon y submarinos, también se han enviado aproximadamente 4.000 militares de infantería de marina.
La vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, reafirmó que Estados Unidos está dispuesto a emplear «todo elemento de su poder» contra el narcotráfico vinculado a Venezuela, al mismo tiempo que calificó al régimen de Nicolás Maduro como un “cartel del narcotráfico”.
Recompensa millonaria sobre Maduro y acusaciones
En un movimiento explosivo, se duplicó la recompensa para quien facilite información que conduzca a la captura del presidente Nicolás Maduro, elevándola a 50 millones de dólares. Washington acusa a Maduro de operar junto al llamado Cartel de los Soles en redes de narcotráfico internacional.
Respuesta venezolana: movilización masiva
Como reacción, el gobierno venezolano anunció la movilización de entre 4 y 4,5 millones de milicianos de la Milicia Nacional Bolivariana para defender el país ante lo que calificó como amenazas externas e intentos de injerencia imperialista.
El régimen además intensificó controles internos y prohibió el uso de drones, alegando riesgos a la soberanía y seguridad nacional.
Un clima de hostilidad con matices económicos
La escalada ocurre tras un breve período de distensión entre Caracas y Washington que incluyó la renovación de la licencia de Chevron para operar en Venezuela y un acuerdo de intercambio de prisioneros políticos.
Analistas apuntan que este despliegue no solo busca frenar el narcotráfico, sino también ejercer presión sobre las exportaciones petroleras venezolanas y recordar su capacidad para afectar la economía del país, incluso amenazando sus envíos a aliados como China.